La frontera es el espacio intermedio entre

el querer quedarse y querer desplazarse

Galante (2015)

INTRODUCCIÓN

Hace más de una década, la salida gradual de empresas maquiladoras provocó trastornos graves en las diferentes regiones económicas de México. Sus efectos negativos fueron especialmente notables en la región fronteriza, generando la pérdida de empleos y la paralización del crecimiento económico. En años recientes, la frontera norte enfrenta otro tipo de reto: ahora es la fuerza laboral la que deja la región y no piensa volver en el corto tiempo. Por décadas, la frontera norte de México se había caracterizado por lograr niveles de crecimiento económico y demográfico por encima de la media nacional. Estos niveles de crecimiento fueron principalmente producto de los flujos de migración laboral hacia esa región y hacia Estados Unidos. Como ejemplos de esos flujos, se pueden mencionar a las personas que retornaban de manera voluntaria o por deportación de Estados Unidos y a la migración interna de las zonas rurales y urbanas del centro y sur de México.

En la actualidad, en la frontera norte de México hay empleo, pero lo que no hay son trabajadores. La falta de mano de obra en esta región se debe, en gran medida, a una recomposición en volumen y características sociodemográficas de la migración mexicana laboral y de los motores económicos, políticos y culturales que impulsan la migración sur­norte tanto nacional como internacional. A continuación, se exploran algunos de los principales factores detrás de esta recomposición en relación con la llegada y salida de fuerza laboral migrante en la frontera. Para esto, el estudio se apoya en los datos más recientes de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte (Emif Norte) y, a manera de ejemplo, se toca el caso específico de Ciudad Juárez. Esta localidad comparte frontera con ciudades estadounidenses de los estados de Nuevo México y Texas, conformando la segunda zona región binacional metropolitana más grande de la frontera México­Estados Unidos, con alrededor de 2.7 millones de habitantes. Por décadas, Ciudad Juárez registró algunos de los porcentajes más altos de crecimiento poblacional de México, situación que cambió en los últimos diez años y que incluso registra un déficit migratorio, generando una escasez de fuerza laboral, en particular para la industria manufacturera. Esto sugiere que dichas tendencias en la configuración del empleo continúan y que los sectores productivos en la frontera norte cuestionan la capacidad del empleo en el sector manufacturero como fuente de mejoría socioeconómica de sus trabajadores.

EMPLEO Y MAQUILADORA EN LA FRONTERA NORTE DE MÉXICO: UN TEMA RECURRENTE

Cuando se analiza migración y empleo en la frontera norte, el tema de la industria maquiladora no está lejos. El surgimiento de esta industria en dicha zona territorial se asocia con estrategias macroregionales de reconversión productiva orientadas a hacer de la cercanía con Estados Unidos un detonante de competitividad económica para la región y el resto de México. La reconversión productiva es el cambio o transformación voluntaria hacia un sistema de producción diferente al actual sobre la base de potencialidades productivas y ventajas comparativas de las regiones ( Vilchis, Aranda, Ochoa, Luna y Chávez, 2015 ; Becerra, 2015 ). El desarrollo de la industria maquiladora en esta región vino a transformar, de manera sustancial y diferenciada cada estado fronterizo, desanclando su estructura económica, en mayor o menor medida, de las actividades económicas del sector primario como la ganadería, minería y la agricultura ( Díaz, 2009 ). El objetivo principal de la reconversión productiva es elevar la competitividad de uno o varios sectores económicos, con el fin de promover el desarrollo económico de forma sostenible y rentable y mejorar la calidad de vida de la población ( Ortiz, Montes y Jiménez, 2016, p. 16 ). En la obtención de estos objetivos, la industria maquiladora ha desempeñado un rol importante en la estabilidad del mercado laboral, el crecimiento del empleo y el aumento de los salarios en la compleja estructura económica de la frontera norte ( Díaz, 2009 ).

Desde el establecimiento de la industria maquiladora de exportación en el norte de México, el problema principal que aqueja a la fuerza de trabajo de la región no ha sido la falta absoluta de trabajo, sino la falta de empleos con remuneraciones adecuadas y condiciones aceptables, según normas nacionales e internacionales ( García, 2010, p. 83 ). El problema principal es el aumento de la precarización del empleo que en el mundo laboral en México se detona con la presencia de áreas grises, en ellas se manifiesta el carácter diverso y desigual de la precariedad laboral. Dentro de dichas áreas, el balance de la precarización del empleo no está tan claro en relación con los aspectos favorables y desfavorables en la vida de los trabajadores ( Hualde, Guadarrama y López, 2014, p. 15 ). En estos espacios grises es donde se ha desarrollado la industria manufacturera de importación en la frontera norte. La polémica sobre el declive del modelo de ésta industria y sus consecuencias en el desarrollo socioeconómico de las sociedades en dicha frontera no es algo nuevo. Por el contrario, la industria maquiladora ha demostrado ser un sector altamente vulnerable a las f luctuaciones del entorno internacional, nacional y regional. Con anterioridad se ha criticado a la industria maquiladora como una solución a corto plazo de los problemas centrales de desarrollo económico en México ( Barajas, 1989 ). Se ha advertido de la necesidad de adoptar políticas y crear instituciones que promuevan el reparto equitativo de los aspectos positivos de la industria maquiladora, en particular el mejoramiento de salarios ( Bensusán y Reygadas, 2000 ). Otros trabajos se han concentrado en analizar y criticar las prácticas de movilidad de mano obra y contratación de esta industria ( Carrillo y Santibáñez, 2001 ).

Así también, se ha hablado de crisis dentro del mercado laboral del sector manufacturero como un anticipo a los desastres sociales y económicos; consecuencia, en parte, a la carencia de una política industrial coherente y dinámica, capaz de estimular los segmentos de alto valor agregado y conocimiento ( Contreras y Munguía, 2007 ). Estos temas se han desarrollado dentro de un proceso de f lexibilización laboral, caracterizado por el uso adaptable de la fuerza de trabajo, la rotación en las tareas, la polivalencia del trabajador y la f lexibilidad salarial, conceptos que, en México, la maquiladora ha implementado de manera creciente durante las últimas décadas ( Vallentin, 2013, p. 191 ). Si bien estos temas continúan presentes, éstos no habían estado acompañados de cambios drásticos en los flujos migratorios laborales, como sucede en la actualidad y en particular en su relación con las poblaciones móviles que conforman parte importante de la fuerza laboral de la región fronteriza, por lo que resulta interesante revisitar estos temas ante la nueva realidad migratoria de México.

SOBRE EL USO DE LA ENCUESTA SOBRE MIGRACIÓN EN LA FRONTERA NORTE DE MÉXICO PARA ANALIZAR EMPLEO Y MIGRACIÓN EN DICHA REGIÓN

Uno de los grandes retos de los estudios poblacionales ha sido poder medir y caracterizar a las poblaciones móviles, dentro de las cuales podemos incluir la migración temporal, de tránsito y a la población flotante. En regiones con altos flujos migratorios, como es la frontera norte de México, el reto es aún mayor debido no solamente a su cantidad, sino también a su diversidad. En México se cuenta con la Encuesta de Migración en la Frontera Norte (Emif Norte), un instrumento especialmente diseñado para captar poblaciones en movimiento que llegan y salen de la frontera norte de México. Desde 1993, la Emif Norte ha producido datos valiosos que permiten documentar y analizar los cambios demográficos en la región. La Emif Norte está especializada en medir los desplazamientos de la población mexicana de carácter laboral y de las estancias mayores a un mes, en alguna ciudad de la frontera, de los migrantes provenientes de Estados Unidos y de México. A diferencia de otro tipo de encuestas y censos, la Emif Norte busca capturar poblaciones en movimiento. En esto recaen tanto sus fortalezas como sus limitaciones para analizar las dinámicas de empleo y migración. Por un lado, la encuesta es un instrumento limitado para medir la población inmigrante que es captada únicamente cuando, por algún motivo, están dejando la frontera norte para dirigirse a otras partes de México. Sin duda, el uso de la Emif Norte conlleva dejar fuera del análisis a grupos demográficos fijos.

Por otro lado, la Emif Norte es un instrumento ideal para medir poblaciones móviles como son los habitantes f lotantes; la migración en tránsito y la migración temporal. En la frontera norte, los desplazamientos de estos flujos migratorios están fuertemente asociados con la dinámica del mercado laboral, por lo que la encuesta permite analizar un aspecto específico de la dinámica del mercado laboral en esta región a través de su relación con este tipo de flujos migratorios de salida, llegada y tránsito.

MIGRACIÓN HACIA LA FRONTERA NORTE DE MÉXICO

Por décadas, la región fronteriza había registrado tasas de crecimiento poblacional y económico por encima de la media nacional; incrementos cuyo motor había sido principalmente la migración laboral atraída por el empleo en la industria maquiladora. Otra parte de la fuerza de trabajo de la esa zona fronteriza se compone de población f lotante que llega a esta región con intenciones de cruzar hacia Estados Unidos; no obstante, ante las dificultades y altos costos1 del cruce sin documentos, una parte importante de estas personas termina pasando largas temporadas en la frontera o estableciéndose permanentemente. A esta población flotante se le puede sumar la población deportada que termina estableciéndose, de manera temporal o duradera, en la frontera ante la dificultad de regresar a Estados Unidos o a sus lugares de origen en México.

Toda esta dinámica migratoria ha cambiado en años recientes. Un primer cambio, cuyo impacto permea en el estado general del mercado laboral en la frontera norte, es una disminución generalizada de la migración de la población mexicana hacia esta frontera y hacia Estados Unidos. Los datos de la Emif Norte demuestran que se está en niveles bajos históricos de desplazamientos migratorios hacia dichos destinos. Esta disminución comenzó a evidenciarse a finales de 2007, justo cuando comenzó una recesión económica en Estados Unidos; la cual, debido a la interconexión de las economías, contribuyó a que la economía de México entrara también en recesión casi de inmediato. Era la segunda vez en 30 años que los dos países estaban en recesión económica al mismo tiempo. Sin embargo, esta ocasión tuvo un impacto más severo en las economías de ambos países, dejando a los migrantes mexicanos atrapados entre dos países, sin oportunidades laborales ( Aguilar, Hartman, Keyes, Markman y Matus, 2010 ).

A estos factores macroeconómicos se suman otros de carácter subjetivo a nivel del individuo y que influyen en el proceso social de la migración mexicana a Estados Unidos. Desde sus inicios, la migración sur­norte ha sido impulsada por lo que Vila (2007) llama el “show del sueño americano” para referirse a un desplazamiento metafórico; a través del cual, ascender en la escala social se equipara a un traslado geográfico del sur al norte. Es decir, la población migrante entiende su situación de pobreza en términos de que existen países pobres y ricos, por lo que emigrar al norte, a un país rico, ya sea de forma definitiva o de manera frecuente, significa dejar la pobreza atrás, porque del lado estadounidense no hay pobreza ( Vila, 2007 ). Esta creencia se ha desdibujado ante las grandes adversidades que enfrentan las personas migrantes en su trayecto y estancia en Estados Unidos –en particular aquellas sin documentos migratorios–, lo cual ha desincentivado parte de los desplazamientos hacia dicho país.

Como resultado, la mayor disminución del flujo sur­norte se registró en las personas que llegaban a la frontera en su trayecto hacia Estados Unidos. Lo anterior se muestra en la gráfica 1, comparando el primer trimestre de 2016 con el de 2013, donde se observa una disminución de 54 000 desplazamientos. Para los desplazamientos que tienen como destino final alguna ciudad de la frontera norte, la diferencia es de 69 000. Realizando ahora una comparación a escala anual, la diferencia de desplazamientos entre 2013 y 2015 para las personas que se dirigen a Estados Unidos es de 184 100, mientras que para aquellas personas con destino final frontera norte la diferencia es de 113 800 desplazamientos menos. Los datos para los primeros tres meses de 2016 reafirman esta tendencia a la baja. Sin embargo, los 22 000 desplazamientos con destino Estados Unidos son los más bajos registrados para cualquier trimestre desde 2013. Algo similar sucede con los traslados hacia la zona fronteriza norte. Siguiendo con la gráfica 1, los 92 000 desplazamientos es la cifra más baja registrada en un trimestre desde 2013.

Gráfica 1.

Monto de migración mexicana por destino final, 2013-2016

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Elaboración propia con datos de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte (Emif Norte 2013, 2014, 2015, 2016).

En la actualidad se ve cómo algunas ciudades que gozaron niveles de crecimiento poblacional por arriba de cuatro por ciento, como Ciudad Juárez, en 2015 apenas alcanzan un crecimiento de uno por ciento, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística ( Inegi, 2015 ). Esto no es cuestión menor ya que las economías de la frontera norte dependen, en gran medida, de la migración laboral de mediano y corto plazo. Las personas migrantes hacen una doble contribución a las economías locales por ser tanto proveedores como consumidores de servicios. También, durante sus estancias en esa zona fronteriza, las personas migrantes realizan importantes contribuciones a la economía local a través del uso y consumo de servicios públicos y privados como transporte, hospedaje y servicios financieros. Para la población encuestada por la Emif Norte durante 2015, 41 por ciento gastó más de 5 000 pesos en estos servicios durante su estancia en la región fronteriza. No obstante, el impacto de esta población supera los aspectos económicos y su presencia es indispensable para la existencia de muchas de estas ciudades. En Nuevo Laredo, esta población representa 33 por ciento, en Tijuana 23 por ciento y en Nogales 27 por ciento ( Inegi, 2015 ; Emif, 2015 ).

Otro flujo migratorio que compone parte de la población y la fuerza laboral en la frontera norte son las personas que son deportadas de Estados Unidos.2 El número de deportaciones también muestra sus niveles más bajos en décadas. A pesar de que cerca de la mitad de la población que vive en Estados Unidos de manera irregular es de origen mexicano, las deportaciones de migrantes mexicanos muestran cifras bajas históricas. En los últimos 10 años, el número de deportaciones alcanzó su punto máximo en 2007 con 573 000 eventos (gráfica 2). Siete años después, esa cifra descendió más de la mitad. Alrededor de 85 por ciento de estos migrantes son hombres, por lo que el descenso es más notable que para las mujeres. Aunado a este descenso, las expectativas de movilidad y estancia de personas después de la deportación, no han estado enfocadas en dicha frontera como se suele pensar. Desde 1995, menos de 11 por ciento de las personas deportadas tienen como primera intención permanecer y establecerse en la frontera después de la deportación. Las personas que se quedaban, por lo general, lo hacían pensando en intentar regresar a Estados Unidos lo más pronto posible. En 2005, esta era la expectativa de 80 por ciento de las personas deportadas encuestadas por la Emif Norte. En 2015, una quinta parte de estas personas, 19.8 por ciento, tenía como prioridad regresar a Estados Unidos, mientras que 70 por ciento planeaba regresar a su lugar de origen en México.

Gráfica 2.

Monto de deportaciones de población mexicana por lugar de residencia, 2006-2015

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Elaboración propia con datos de Secretaría de Gobernación et al. (2011) y Emif Norte (2012, 2013, 2014, 2015).

De manera similar, otros flujos que suman a la población flotante de las ciudades de la zona fronteriza norte han descendido. Uno de estos son las personas que llegan a dicha región con intenciones de cruzar a Estados Unidos de manera irregular. Aunque su propósito no es permanecer en la frontera, parte de estas personas suelen permanecer en esta región por estancias cortas en su intento por cruzar hacia Estados Unidos. Las dificultades del cruce sin documentos hace que en algunos casos dichas personas permanezcan más de lo planeado en la zona, incluso, se ven en la necesidad de generar fuentes de ingreso. En 2007, justo antes de que los efectos de la desaceleración económica estadounidense se manifestaran por completo, el número de desplazamientos de personas que llegaron a la frontera, con la intención de ir hacia Estados Unidos sin documentos migratorios, alcanzó 682 560 eventos, y en los siguientes 8 años, el número de desplazamientos fue cayendo de manera notable hasta registrar los 41 182 en 2015 (gráfica 3).

Gráfica 3.

Flujo de migrantes que llegan a la frontera norte buscando ingresar de manera irregular a Estados Unidos, 2006-2015

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Elaboración propia con datos de Secretaría de Gobernación et al. (2011) y Emif Norte (2012, 2013, 2014, 2015).

Como se ha visto, los principales flujos migratorios que conforman la población permanente y temporal de las ciudades de la frontera norte, y que alimentan la fuerza laboral en dicha región, han disminuido. En comparación con décadas anteriores, menos personas están llegando a esta zona fronteriza con planes de encontrar empleo y establecerse de manera permanente; son también escasas las que llegan con intenciones de trabajar en proyectos de corto y mediano plazo. A esto se le suma que las repatriaciones de población mexicana por ciudades de la frontera norte se encuentran también en sus niveles más bajos desde 1995 ( Unidad de Política Migratoria, Segob, 2016 ). Esta disminución generalizada de los flujos migratorios que llegan a dicha región ha generado algo poco visto en décadas: una escasez de mano de obra.

PERFIL SOCIOECONÓMICO DE LAS PERSONAS QUE ESTÁN LLEGANDO A LA FRONTERA NORTE

La frontera norte recibe una gran diversidad de flujos migratorios. A la migración, por razones laborales, se le suman las visitas a familiares, el turismo y el tránsito hacia Estados Unidos. Esto podrá parecer obvio, sin embargo, es algo que no debe de pasar inadvertido, ya que de lo contario corremos el peligro de caer en el error de acércarnos a la migración mexicana desde narrativas monotemáticas. Del total de desplazamientos procedentes de México con destino hacia esa zona fronteriza y que fueron captados por la Emif Norte durante 2015, un 40.4 por ciento lo hizo para ir a trabajar o para buscar trabajo. Si a este porcentaje le sumamos 9.5 por ciento que visita dicha región por razones de trabajo y el uno por ciento que viaja por razones de negocios, tenemos que solamente la mitad de los desplazamientos fueron motivados por razones de actividades laborales (gráfica 4). Un porcentaje significativo (41.1 %) se desplazó a dicha región a visitar familiares o amigos. Por lo tanto, es importante comenzar este análisis acentuando que una porción importante de la migración que llega a la frontera norte no es laboral.

Gráfica 4.

Distribución porcentual del flujo de personas que llegan a la frontera norte por principal razón de visita a la región fronteriza, 2015

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Elaboración propia con datos de la Emif Norte (2015).

Al centrar el análisis en las personas cuya principal razón de llegada a la frontera norte es para trabajar o buscar trabajo, durante 2015 se tiene que 58 por ciento terminaron su empleo en su lugar de origen por despido, fin de contrato o cosecha. Mientras que 22 por ciento dejó su empleo por ingresos insuficientes (gráfica 5). Estos datos sugieren que las personas que están llegando a esta zona fronteriza no vienen necesariamente atraídas por la obtención de mayores ingresos, sino que se quedaron sin empleo en sus lugares de residencia.

Gráfica 5.

Distribución porcentual de las razones de abandono de empleo en el lugar de origen, 2015

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Elaboración propia con datos de la Emif Norte (2015).

Durante 2015, los desplazamientos hacia la frontera norte, por motivos relacionados con el empleo, fueron realizados por personas mayores de 30 años, sin estudios universitarios y con poco conocimiento del idioma inglés (cuadro 1), 65 por ciento fueron hombres. Una diferencia notable entre hombres y mujeres es el alto porcentaje de mujeres que trabajaron en el sector formal en sus lugares de procedencia; alcanzando cerca de 80 por ciento, mientras que para los hombres es 48 por ciento.

Cuadro 1.

Perfil laboral por sexo de la población migrante que llegó a la frontera norte durante 2015

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Elaboración propia con datos de la Emif Norte (2015).

Los datos revelan que la frontera no es un lugar atractivo, en términos laborales, para personas con educación superior. Siguiendo con el cuadro 1, durante 2015, menos de 18 por ciento de los hombres y menos de 16 por ciento de las mujeres que llegaron a trabajar en dicha zona fronteriza contaban con un título universitario. Para ambos sexos, la mayoría se encuentra en los niveles de educación media. Los hombres muestran porcentajes poco más altos que las mujeres en los niveles de secundaria e universidad. El uso del idioma inglés parecería una ventaja en el mercado laboral de esa zona territorial. Sin embargo, son pocas las personas encuestadas por la Emif Norte que declaran hablar inglés.

Con respecto a la experiencia laboral en su lugar de origen, los tres principales sectores en 2015 fueron la agricultura, la construcción y el comercio (cuadro 2). Para los hombres, el primer sector de ocupación es la construcción, mientras que para las mujeres es el comercio al por menor. En conjunto, estos datos sugieren que se trata de una fuerza laboral medianamente calificada en términos de años de educación formal y con experiencia laboral en el sector primario (agricultura) y terciario (comercio).

Cuadro 2.

Distribución porcentual por sexo de los principales sectores de empleo en el lugar de procedencia, 2015

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Elaboración propia con datos de la Emif Norte (2015).

La disminución de la migración hacia la frontera norte no es el único factor que está generando una falta de fuerza laboral en el sector manufacturero en algunas ciudades de la frontera. Un segundo factor que está inf luyendo en la falta de fuerza laboral para el sector manufacturero, se ha relacionado con las expectativas de empleo de las personas migrantes. Los datos de la Emif Norte para 2015 muestran que son pocas las personas que llegan a esta zona fronteriza buscando emplearse en el sector industrial. Si bien el porcentaje de mujeres es mayor que el de los hombres, éste es apenas de 11 por ciento. El principal sector en el que ambos sexos piensan buscar empleo, es en el de los servicios, seguido por el de comercio (cuadro 3). Comparando la experiencia laboral en sus lugares de origen y sus expectativas laborales en su lugar de llegada en la zona fronteriza, el comercio resalta como el principal empleador de las personas que componen los flujos migratorios hacia la frontera norte. Esto aplica particularmente en las mujeres migrantes.

Cuadro 3.

Distribución porcentual por sexo de los principales sectores donde se piensan emplear las personas que llegan a la frontera norte, 2015

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Elaboración propia con datos de la Emif Norte (2015).

Cabe destacar que cerca de 30 por ciento de hombres y mujeres que llegan a la frontera norte no tienen una idea específica de donde quieren trabajar y, por lo tanto, buscan emplearse en cualquier sector. Se puede esperar que una parte importante de estas personas termine trabajando en la industria maquiladora debido a su alta demanda de personal y relativa facilidad de ingreso. No obstante, los datos de las personas que son encuestadas por la Emif Norte de 2015 y que dejaron y que trabajaron en esta región, sugieren que este no es el caso; de acuerdo con la gráfica 6, de esta población, solamente 14 por ciento se empleó en el sector manufacturero durante su estancia en la frontera. Por arriba de este sector se colocan los servicios, el comercio y la construcción. Siendo así, se puede constatar que las personas que están llegando a esta zona fronteriza por razones laborales componen un flujo migratorio que trabaja, busca emplearse y se inserta en los sectores de servicios y comercio, principalmente.

Gráfica 6.

Distribución porcentual de personas procedentes de la frontera norte que trabajaron durante su estancia en esa región por sector de ocupación, 2015

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Elaboración propia con datos de la Emif Norte (2015).

Se debe mencionar que el crecimiento de los sectores de servicios y comercio está íntimamente ligado con el estado del sector manufacturero. Éste continúa siendo el pilar de las economías de varias regiones de la frontera norte. Lo que estos datos ref lejan es que las personas que llegan a dicha zona fronteriza no vienen atraídos por el trabajo en las maquiladoras.

MIGRACIÓN Y CRISIS LABORAL EN CIUDAD JUÁREZ

Una ciudad de la frontera norte que se ha visto particularmente afectada en sus capacidades productivas por la falta de fuerza laboral es Ciudad Juárez. La escasez de personal para satisfacer la demanda de empleo no resulta algo novedoso para dicha ciudad. A través de las décadas se pueden apreciar momentos importantes de auge del empleo, en particular en la industria manufacturera. Como ejemplo, cabe mencionar el período de 1995 a 2001, durante el cual el crecimiento sostenido de la maquiladora hizo que la falta de trabajadores locales y las elevadas tasas de rotación de personal empujaran a las empresas a desarrollar formas innovadoras y agresivas de reclutamiento de trabajadores en otros estados como Veracruz (Vallentin, 2013, p. 192). Con el tiempo, estas prácticas se hicieron cada vez más frecuentes, desarrollando así redes migratorias laborales importantes, contribuyendo a condicionar el desarrollo de la industria maquiladora a un constante flujo de migración laboral.

Si bien la falta de mano de obra no es algo nuevo, lo que sí podemos considerar como inusual para esta ciudad es la migración. Entre 1940 y 1970 se experimentaron las tasas más elevadas de crecimiento poblacional en esta ciudad e incluso del país, con un incremento entre ocho y nueve por ciento. Entre los principales factores que alimentaron este crecimiento se encuentran la finalización del Programa Bracero y el comienzo del Programa Nacional Fronterizo, trayendo consigo el establecimiento de la industria de manufactura intensiva en esta región. Para las décadas de 1980 y 1990 el crecimiento poblacional se estabilizó en cuatro por ciento. Para las siguientes dos décadas, el crecimiento poblacional cayó a 1.3 por ciento, e incluso llegó a ser negativo en algunos años. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), muestran que este descenso se relaciona con una combinación de desaceleración económica generada desde los Estados Unidos y un aumento de 1 700 por ciento de los homicidios entre 2005 y 2010 ( Inegi, 2010 ). Para comienzos de la presente década, la ciudad que alguna vez alcanzó los niveles más altos de crecimiento poblacional, no solamente dejó de crecer sino que mostraba un déficit migratorio de 82 603 personas ( Inegi, 2010 ).

En la actualidad, la ciudad se encuentra en plena recuperación de la actividad económica. No obstante, los niveles de inmigración no muestran recuperación. Esta combinación de crecimiento económico, agotamiento del modelo de reclutamiento fuera del Estado y la falta de migración laboral, ha generado lo que algunos llaman una crisis laboral debido a la falta de mano de obra, en particular para el sector manufacturero. Según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social ( IMSS, 2016 ), el empleo formal en Ciudad Juárez comenzó una tendencia de crecimiento a mediados del 2014 alcanzando una taza de crecimiento del 8.8 por ciento para enero de 2015, la más alta registrada desde 2000, ref lejándose en la creación de cerca de 3 000 plazas laborales para ese mes. El empleo en el sector comercio y servicios han repuntado de igual forma. En la primera mitad de 2016, el comercio ha generado 4 263 plazas y los servicios suman otros 2 491 empleos ( Inegi, 2016 ).

Por su parte, el sector manufacturero ha producido la mayor cantidad de plazas laborales en los últimos dos años. Según datos de la Asociación de Maquiladoras A. C. (AMAC), en abril de 2015, se registró la mayor cantidad de nuevas plazas en un mes desde 2008 en esta industria con 2 086 empleos ( AMAC, 2015 ). La comparación con dicho año es especialmente importante, ya que en este se llegaron a perder hasta 10 000 empleos en un solo mes. En 2015, en Ciudad Juárez, el empleo formal aumentó y el crimen parecer haber bajado, no obstante, la migración a esta ciudad sigue su tendencia a la baja generando algo poco visto en la frontera norte, una falta de mano de obra para la industria manufacturera. Se calcula que hay cerca de 22 000 vacantes en este sector en Ciudad Juárez. La competencia por un recurso ahora escaso ha tenido como consecuencia el aumento de salarios en todos los sectores. El salario promedio en el estado de Chihuahua pasó de 273 pesos en 2015 a 293.47 en 2016 ( IMSS, 2016 ). En el sector manufacturero, esta competencia se ha ref lejado en más y mejores prestaciones para las personas que ya se encuentran empleadas en dicho sector ya que ofrece prestaciones como transporte, cafetería, días festivos y otras medidas que impactan en la calidad de vida del trabajador. Sin embargo, en términos de salario, el ingreso promedio de técnicos y obreros del sector manufacturero ha crecido a un ritmo de 4.6 por ciento desde 2014, lo que representa una tasa menor al promedio para el estado de Chihuahua que es de 5.7 por ciento ( Inegi, 2016 ). Es decir, los ingresos en la industria manufacturera siguen estando entre los más bajos.

La falta de mano de obra local ha forzado a las agencias locales de reclutamiento a retomar prácticas de contratación de personal fuera del estado de Chihuahua, principalmente en los estados de Puebla, Veracruz y Tlaxcala; estrategia a la que ya se ha recurrido con anterioridad en períodos de alta demanda laboral en las décadas de 1980 y 1990. No obstante, a diferencia de esas décadas, dichas estrategias han perdido su efectividad. Esto se debe a varios factores que se conjugan en una pérdida del poder de atracción de la migración laboral hacia la frontera norte. Algunos factores están asociados con cambios económicos macroestructurales que la han quitado a la frontera la exclusividad sobre la industria maquiladora. Otros estados más cercanos geográficamente y con niveles de desarrollo económico similar o mayores a los lugares de origen de la población que de manera histórica ha compuesto los flujos migratorios de sur a norte, han desarrollado industrias similares a las de la frontera norte. Como resultado, ya no se tiene que emigrar a esa región para emplearse en la industria manufacturera. A esto se suma la reputación que tiene dicha zona fronteriza de ser insegura y violenta.

Sin embargo, el factor decisivo emana de la misma fuerza laboral. Generaciones de flujos migratorios laborales hacia la frontera norte han servido de aprendizaje para que nuevas generaciones sepan qué esperar y qué exigir al emigrar a dicha región. En sus lugares de origen, la potencial población migrante muestra una mayor organización y empoderamiento. Su mensaje a los gobiernos locales y al empresariado de esa región es claro: un salario más alto del que se puede ganar en el lugar de origen no es suficiente para emigrar a una ciudad que no tiene la capacidad de ofrecerme servicios públicos de calidad para ellos y sus familias. Por lo tanto, el reto de las empresas reclutadoras de mano de obra para el sector manufacturero es generar estrategias conjuntas entre gobierno y sector privado para la atracción de recursos humanos que vayan más allá de la base salarial. Además de los salarios, la captación de fuerza laboral migrante requiere de estrategias integrales de inserción socioeconómica que contemple vivienda, escuelas, seguridad social, seguridad pública y transporte.

CONCLUSIÓN

Los fenómenos migratorios que tocan la frontera norte de México están experimentado recomposiciones históricas relacionadas con la evolución sociodemográfica de la población mexicana –tanto en México como en Estados Unidos– y con los motores económicos, políticos y culturales que impulsan la migración sur­norte. Los datos de la Emif Norte permiten aprehender estos cambios desde una parte de los flujos migratorios que llegan a esa zona fronteriza con intenciones de realizar actividades laborales o que dejan esta región después de haberlas realizado. Este tipo de migración temporal está en descenso, dando como resultado una falta de fuerza laboral en algunas ciudades de esta región. En Ciudad Juárez, esta situación es calificada por algunos como una crisis que está deteniendo el crecimiento económico de la ciudad. Crisis que también está relacionada con un sentimiento acerca de que la frontera norte es una región de incertidumbre socioeconómica. Después de alcanzar números récord en la creación de empleo en Ciudad Juárez en 2015, en 2016 la generación de empleos cayó a su nivel más bajo de los últimos dos años. A la caída en la creación de empleos, se le suma un repunte del número de homicidios que alcanzaron su cifra más elevada en cuatro años. Quiza el único dato que se puede pasar como indicativo de estabilidad socioeconómica y que se ha mantenido firme en los últimos tres años, es la disminución de la emigración desde Ciudad Juárez.

Los cambios que se desarrollan en la migración laboral hacia la frontera norte, son consecuencia como causa de las limitaciones que ha demostrado el sector manufacturero para generar bienestar socioeconómico a través de un modelo de competitividad basado en altos niveles de productividad con salarios bajos. Las estrategias de competitividad detrás de la reconversión productiva basan su planteamiento en las necesidades del mercado, de las empresas y de los consumidores a los que sirven. En el caso de la industria maquiladora en dicha frontera, ese mercado no está en esa región, sino en los Estados Unidos. Esta situación hace que los resultados pretendidos en las estrategias de reconversión productiva de la mencionada zona fronteriza se hayan manifestado en la región de manera ambigua o incluso inversa a lo deseado.

La contribución de la maquiladora, con sus consecuencias buenas y malas, al desarrollo del norte de México es innegable. No obstante, en vez de continuar con la ruta de los salarios bajos, se debe profundizar la reconversión productiva de algunas ciudades de la frontera norte como clave no sólo para elevar la competitividad de las industrias locales sino también para mejorar la calidad de vida de la fuerza laboral. En Tijuana –el principal centro urbano de la frontera norte– se ve una tendencia a ir dejando atrás su pasado como ciudad de maquiladoras, reinventándose como uno de los principales centros culturales y gastronómicos del país. Parece ser el turno de Ciudad Juárez de ir de la recuperación económica a transformarse en algo más que una ciudad de paso a Estados Unidos y una zona de maquiladoras; no obstante, este proceso está fuertemente ligado a las tendencias de migración y al legado de la maquiladora en esta región. Emigrar a esa zona fronteriza, motivado por un empleo en este sector, ha perdido su atractivo para muchos sectores de la población laboral móvil. Sin embargo, no todo se debe a los salarios bajos. Parece que esa incertidumbre socioeconómica hace que ya no se le puede apostar a dicha frontera a largo plazo. No obstante, la estabilidad es algo que tal vez jamás ha estado presente en esa región de México. Incluso, esa cualidad luce como la antítesis de lo que es y representa esta región. El atractivo de la frontera norte son sus múltiples dimensiones y la f luidez de sus formas; es un espacio en constante y acelerada recomposición; es un espacio en el cual la movilidad humana se desarrolla entre el querer quedarse y querer desplazarse.

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Notas

1 Supported by El costo de contratar a un guía o intermediario para el cruce indocumentado a Estados Unidos ha aumentado alrededor de 30 por ciento cada año desde 2009. En 2004, el costo promedio era 1 500 dólares. Diez años después, el costo promedio es de 3 600 dólares.

2 Supported by La Emif Norte diferencia a la población mexicana deportada de Estados Unidos por lugar de residencia, ya sea en México o en Estados Unidos. Aunque la manera de hacer esta distinción ha sufrido ajustes, se refiere al tiempo de residencia permanente que tenía la persona antes de la deportación. Para 2015, se considera residente de Estados Unidos a las personas que tenían más de un año viviendo en ese país. Esta distinción nos permite explorar la diversidad de esta población migrante y entender mejor los procesos de deportación. Una persona con ocho años de estancia en Estados Unidos, con hijos nacidos en Estados Unidos y que es aprehendida y deportada en camino a su trabajo, presenta una situación diferente a una persona que nunca ha vivido en dicho país y que es detenida en la franja fronteriza durante el intento de cruce.



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